Por muchos meses, Danny se retiró a un mundo privado e intentaba golpear su cabeza contra una pared, cada vez que se sentía incómodo. Pero ahora, había venido progresando, ya que en vez de abstraerse, golpeaba a María.
María fue una bondadosa auxiliar de maestra, que simplemente quería Amar mejor a sus estudiantes, niños con problemas emocionales. Ella pudo haber sido muy tolerante, pero Danny estaba agotando su paciencia. Antes, había sido más fácil amarlo, cuando él prefería herirse a sí mismo antes que a otros. Y aunque Danny tenía solo siete años, le lastimaba realmente ser golpeada por él.
Por muchos meses, Danny se retiró a un mundo privado e intentaba golpear su cabeza contra una pared, cada vez que se sentía incómodo. Pero ahora, había venido progresando, ya que en vez de abstraerse, golpeaba a María.
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La breve nota que me envió decía mucho.
-Soy una persona incapacitada en una silla de ruedas -escribió-. Me siento sola, a pesar de que sé que nunca estoy sola. Dios siempre está presente. No tengo mucha gente con quien hablar. La palabra soledad ha sido considerada la más desolada del idioma. No respeta edad, raza, condición económica ni inteligencia. En una cena en honor de Albert Einstein, un estudiante le preguntó al gran científico: ¿Cuál es su profesión?
-Me dedico al estudio de la física, dijo Einstein. El estudiante exclamó: ¿Quiere decir que usted sigue estudiando física? Yo terminé el año pasado. Una de las grandes tentaciones en la vida es dividirla en épocas y pensar en cada una como un fin en sí misma. El estudiante piensa en el diploma del colegio secundario como una meta, pero no lo relaciona con lo que quiere hacer en la vida. El egresado tal vez consiga el trabajo de su elección y nunca considere que podría hacer otros trabajos en el futuro. Pedro el Grande gobernaba desde un palacio lleno de algunas de las más exquisitas obras de arte producidas en el mundo de ese tiempo. Sin embargo, cuando meditaba en el amanecer, se preguntaba cómo era posible que los hombres fueran tan tontos que no se levantaran todas las mañanas para contemplar una de las escenas más gloriosas del universo.
“Se deleitan”, dijo, “mirando un cuadro, el trabajo insignificante de un mortal, y a la vez descuidan uno pintado por la mano de la Deidad misma. Por mi parte, voy a hacer que mi vida sea lo más larga que pueda, y por eso voy a dormir lo menos posible”. Había una vez una viuda, que vivía con su hijo en un miserable desván. Años atrás, la mujer se había casado en contra de la voluntad de sus padres y se marchó a vivir con su esposo en un lejano país.
Su esposo fue un hombre infiel e irresponsable y después de varios años, murió son haber hecho provisión alguna para ella y su hijo. Con gran dificultad, logró hacer frente a las necesidades básicas de la vida. Los momentos más felices en la vida del niño, fueron cuando la madre lo tomaba en sus brazos y le contaba sobre la casa de su abuelo en el antiguo país. Ella le hablaba sobre el césped verde, los elevados árboles, las flores silvestres, las hermosas pinturas y las deliciosas cenas. Un jefe de tribu de los escoceses cayó en la batalla de Sheriff-Muir. Cuando sus soldados vieron caer al jefe, vacilaron un momento, dando una gran ventaja por ello al enemigo. El viejo caudillo al ver lo que acontecía, se incorporó y aunque la sangre manaba de sus heridas, gritó:
-No estoy muerto, hijos míos. Os estoy mirando, y espero que cada uno cumpla con su deber. Un europeo viajaba por África, y una madrugada encontró a uno de los guías de la caravana abismado en la oración. Le preguntó con cierta ironía: –¿Y cómo sabes tú que realmente existe Dios? El guía le dió esta magnífica respuesta: –Mirando la arena del Sahara descubro por las huellas, si un hombre o una fiera pasó por ahí. De la misma manera, si veo lo que me rodea en este mundo, por las huellas que en él descubro y adquiero la certeza de que por allí pasó Dios”.
Antes de acabar mi día acostumbro hacer una pequeña retroalimentación de las acciones que ocurrieron durante este. Lo empecé a hacer desde que leí la siguiente historia:
Tres personas iban caminando por el bosque. Uno era un sabio con fama de hacer milagros, otro un poderoso terrateniente del lugar y el tercero, que iba detrás de ellos escuchando la conversación, era un joven estudiante, alumno del sabio. Se dice que en una batalla que dirigía el Duque de Wellington, una parte de su ejército estaba cediendo ante el enemigo, cuando de pronto un soldado vio al Duque entre sus propios combatientes, y el soldado gritó con voz estentórea y jubilosa: “¡Aquí está el Duque! ¡Dios lo bendiga!” Y el mismo soldado, dirigiendo la palabra a uno de sus compañeros, le gritó a éste: “¡Más me gusta ver la cara del Duque, que a toda una brigada!”Los demás soldados, al oír todo esto, volvieron sus rostros hacia el lugar donde estaba el Duque de Wellington: al verlo se reanimaron, recobraron la serenidad y el valor, y decían: “¡El que nunca ha sido derrotado ni lo será está con nosotros!” Y pronto derrotaron al enemigo.
El gran pintor italiano Rafael recibió el encargo del Papa Julio II de pintar una estancia del Vaticano bien famosa: la Stanza de Heliodoro. Hay entre los frescos uno dedicado a un milagro eucarístico muy conocido: "La Misa de Bolsena".
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April 2014
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